En
los Juegos Interaliados de Berlín, en 1946, al ver detrás del cartel de
Checoslovaquia a un solo atleta desmañado, todo el mundo se ríe. Pero
después, cuando en los cinco mil metros acelera sin parar y cruza la
meta en solitario, los espectadores estallan en un clamor. El nombre de
ese chico que siempre sonríe: Emil Zátopek. En pocos años y dos
Olimpiadas, Emil se convierte en invencible. Nadie puede pararlo: ni
siquiera el régimen checoslovaco, que le espía, limita sus traslados y
distorsiona sus declaraciones. Emil corre contra su decadencia, y
sonríe. Incluso en las minas de uranio adonde lo destierran porque ha
apoyado a Dubcek. Ni siquiera Moscú puede pararlo. La nueva novela de
Echenoz atraviesa cuarenta años de un destino excepcional y sin embargo
misteriosamente parecido al nuestro. Y nos regala una escritura
encrespada de esa impagable ironía que para Echenoz es sólo un pudoroso
afecto.
DISPONIBLE en papyrefb2?: SI
NOTA: Ni para un entusiasta de la carrera a pié como yo resulta digerible. La mejor virtud que tiene es que es muy corto. Pero lo que cuenta se podía poner en una hoja de periódico... Así que...5.