Karel Holemans guardó secretos toda su vida, incluso a su familia. En esta biografía, su hijo desvela la fascinante historia de su padre: agente secreto, espía doble, pintor y héroe de los templarios.Karel Holemans fue un pintor flamenco que soñaba con la independencia de Flandes. Espió en España durante la Guerra Civil, en el lado republicano. En la invasión nazi de Bélgica trabajó como espía doble. O tal vez triple. Fue agente de la inteligencia alemana, estuvo casado con una agente de la Resistencia y, en secreto, era Caballero Comendador de los templarios. Se enroló en los servicios secretos alemanes para poder sacar de Bélgica los archivos históricos de la orden del Temple y evitar que cayeran en manos de la Gestapo. Llevó los archivos a Portugal y con ello salvó las vidas de 238 templarios belgas y franceses. Como pintor conoció el éxito y la pobreza, y sus obras cuelgan hoy en varios museos europeos, entre ellos, el Reina Sofía de Madrid.
Fue condenado a muerte en Bélgica y se exilió en España, donde pasó el resto de su vida. Se casó con la pubilla de una rica familia de cavistas de Sant Sadurní d?Anoia. Su suegra nunca aprobó la boda y le persiguió con una falsa acusación de bigamia que casi le cuesta la extradición y la vida. En 1974, estuvo presente como traductor en la ejecución de Heinz Chez en Tarragona, condenado por Franco a morir por garrote vil el mismo día y a la misma hora que Puig Antich en Barcelona. Su hijo Carlos ha dedicado más de diez años a desenterrar y recomponer lo que nunca contó. (AGO/24)
NOTA: Aunque lo he tratado de investigar no he sido capaz de saber si el libro que nos ocupa es el único que ha escrito su autor, con motivo de contar la muy interesante historia de su padre. Y lo he mirado porque la narrativa que nos ocupa me ha gustado y me ha parecido de una persona que tiene que escribir a menudo: bien hilvanada, entretenida, adictiva... El único inconveniente que le pondría es que demasiadas veces cuenta cosas que no están documentadas( ni siquiera para saber él si fueron de ese modo...). Pero quitando esa pequeñez, me ha gustado de verdad. nota buena...8,5.

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