El retablo definitivo sobre más de 30 años de la vida en Euskadi bajo el terrorismo.
El
día en que ETA anuncia el abandono de las armas, Bittori se dirige al
cementerio para contarle a la tumba de su marido el Txato, asesinado por
los terroristas, que ha decidido volver a la casa donde vivieron.
¿Podrá convivir con quienes la acosaron antes y después del atentado que
trastocó su vida y la de su familia? ¿Podrá saber quién fue el
encapuchado que un día lluvioso mató a su marido, cuando volvía de su
empresa de transportes? Por más que llegue a escondidas, la presencia de
Bittori alterará la falsa tranquilidad del pueblo, sobre todo de su
vecina Miren, amiga íntima en otro tiempo, y madre de Joxe Mari, un
terrorista encarcelado y sospechoso de los peores temores de Bittori.
¿Qué pasó entre esas dos mujeres? ¿Qué ha envenenado la vida de sus
hijos y sus maridos tan unidos en el pasado? Con sus desgarros
disimulados y sus convicciones inquebrantables, con sus heridas y sus
valentías, la historia incandescente de sus vidas antes y después del
cráter que fue la muerte del Txato, nos habla de la imposibilidad de
olvidar y de la necesidad de perdón en una comunidad rota por el
fanatismo político.
NOTA:Tiene que ser dificil escribir un libro sobre un asunto con tantas aristas y tan manido como el del terrorismo de ETA. Y tiene que serlo porque imagino que será muy fácil ponerte en un lado o en el otro del conflicto, sin darte cuenta. Pues bien, este buen señor hace una novela ( por llamarla de algún modo; podía ser la crónica de un hecho real con nombres y apellidos) donde analiza los sentimientos de todos los elementos que aparecen en el libro (los 4 de una familia y los 5 de la otra) y con tanto sentido común que te hace sentirte partícipe de los diálogos que tienen los personajes y que tú mismo, tú, te ves metido en la "zambra". No sé si a todo el mundo le resultará lo interesante que me ha resultado a mí, pero desde luego compromiso no se le puede negar al bueno de Aramburu. Ya en otro momento, cuando puntué el libro de Javier Cercas sobre el golpe de estado "Anatomia de un instante", me declaré fans de este tipo de crónicas. Pues con éste me ha pasado lo mismo a pesar de la "novela" que es. Si ánimo de pasarme, le voy a dar un hermoso...9. He seguido pensando en el libro y le voy a subir la nota, como si hubiese tenido una reclamación interna....9,5.
Estimado blogger:
ResponderEliminarCoincido plenamente con su criterio al valorar tan positivamente esta obra de Fernando Aramburu sobre la vida en Euskadi durante los años de terrorismo. A pesar de ser un tema sobre el que se ha hablado tanto, sin embargo al leer esta novela he tenido la sensación de que, en realidad, hemos sabido muy poco de lo que verdaderamente estaba pasando allí, en realidad aquí al lado. Había más de intuición que de conocimiento real. Sobre lo que ocurría se hablaba muy poco y, casi siempre, en voz muy baja. Por eso me parece tan interesante y bien contada esta aproximación al drama personal vivido por ‘gente de allí’. Se trata de un cambio radical en la vida cotidiana de algunas personas, a las que en poco tiempo se les rompían todos los esquemas vitales anteriores. Un drama que abocaba a un verdadero descenso a los infiernos (truco o trato, muerte o exilio) casi de la noche a la mañana, una pesadilla que acababa por monopolizar todos los aspectos de su existencia para esas personas y sus allegados.
Y, mientras tanto, la vida seguía aparentemente como si nada para otros muchos, para la mayoría, con las orejeras puestas para no ver, no oír, no saber, no sentir. Podía imaginarme de alguna manera situaciones como las que se reflejan en la novela a través, sobre todo, del relato de algunas víctimas en los últimos años, pero la obra de Aramburu, ‘Patria’, arroja una luz muy potente sobre el drama oculto y permite encajar mejor piezas que muchas veces se encontraban dispersas y que no tenían la coherencia debida para entender el relato en su conjunto. El juego de perspectivas que Aramburu desarrolla en la novela le otorga un gran valor al presentar en el mismo plano narrativo, aunque no en el mismo plano moral, a víctimas y a victimarios.
Por otra parte, la obra me ha permitido reconocer, y reconocerme, en los paisajes y en los personajes con los que tantas veces hemos convivido. Su mentalidad, sus gestos, su lenguaje (esa deliciosa deformación del condicional por el subjuntivo que tan acertadamente recoge Aramburu como especie lingüística en peligro de extinción) nos presentan a gente que podría ser cualquiera de nosotros, que pasa de espectador a protagonista involuntario de una pesadilla silenciosa y silenciada, que ha destruido muchas vidas más allá de las muertes y asesinatos cometidos.
A pesar de su extensión, el libro no se me ha hecho nada largo. Más bien, al contrario, hubiera seguido leyendo más, tratando de desentrañar todavía otras claves de una situación tanto tiempo oculta y que merece la pena darse a conocer. Por ello coincido totalmente en la alta valoración que este blog otorga a la novela de Fernando Aramburu.
Gracias, D. Antonio. Me siento tan identificado con lo que dices que estoy pensando quitar mi triste "nota" y poner la tuya. Hablaremos en directo del libro porque, en efecto, aparte de encantarme, me encandiló.
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