Haruki Murakami encarna el prototipo de escritor solitario y reservado;
se considera extremadamente tímido y siempre ha subrayado que le
incomoda hablar de sí mismo, de su vida privada y de su visión del
mundo. Sin embargo, el autor ha roto ese silencio para compartir con sus
lectores su experiencia como escritor y como lector. A partir de
autores como Kafka, Chandler, Dostoievski o Hemingway, Murakami
reflexiona sobre la literatura, sobre la imaginación, sobre los premios
literarios y sobre la en ocasiones controvertida figura del escritor.
Además, aporta ideas y sugerencias para todos los que se han enfrentado
en alguna ocasión al reto de escribir: ¿sobre qué escribir?, ¿cómo
preparar una trama?, ¿qué hábitos y rituales sigue él mismo? Pero en
este texto cercano, lleno de frescura, delicioso y personalísimo, los
lectores descubrirán, por encima de todo, cómo es Haruki Murakami: el
hombre, la persona, y tendrán un acceso privilegiado al“taller”de uno de
los escritores más leídos de nuestro tiempo.
NOTA: Después de leer, víspera de viajar a New York a correr la maratón el año 2010, el libro "De qué hablo cuando hablo de correr", nos llega ahora este título para, igual que en aquel momento con la carrera como hábito de vida del autor, hablar largamente sobre SU MODO DE VIDA, la escritura.
Creo que todos los muchos "Murakami-boys" agradeceremos este libro porque nos ayudará a conocer a ese personaje tan singular que se esconde detrás del autor. Habla de TODO lo relacionado con sus novelas: sus capacidades, sus inicios, la originalidad de los temas de escritor en general, los premios, su forma de actuar antes de soltar un libro, los traductores, ... vamos, de todo, como digo. Y se refleja la personalidad del autor en esa manera de explicar su entorno literario. Que me ha encantado, resumiendo. Por ponerla alguna pega: se nota , como explica él en el epílogo, que ha ido construyendo en libro a trozos durante mucho tiempo: se repite más de los necesario en algunos casos y se contradice ( mínimamente) en otros. Pero eso no le quita ni unas decimillas. Yo le doy, por admiración tambien hacia el personaje, un.... 8,75.
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