En la primavera de 1975 Franco tiene los días contados. Inquieto y
estimulado por los nuevos aires de cambio y esperanza que comienzan a
respirarse en España, Rufo Batalla planea su regreso a Barcelona. Cuando
está a punto de abandonar Nueva York recibe una sugerente propuesta del
príncipe Tadeusz Maria Clementij Tukuulo relacionada con su disparatado
plan de reconquista del trono de Livonia, un país hoy inexistente.
A sabiendas de que Tukuulo aparece en su vida tan alegremente como
desaparece y le manipula a su antojo, Rufo se deja llevar por su
admiración y sincero afecto por el monarca y acepta una misión incierta
en Oriente. Una vez allí, descubrirá que éste no es el último ni el
único destino de esta enloquecida aventura.
Eduardo Mendoza prosigue la serie iniciada con El rey recibe, y
recorre de forma extraordinariamente lúcida y con gran sentido del humor
algunos momentos históricos, culturales y sociales del siglo XX a
partir de la peripecia personal del protagonista, el cumplidor Rufo
Batalla. Su formalidad e insatisfacción son el contrapunto perfecto del
formidable príncipe Tukuulo, y su pintoresca relación es la puerta de
entrada a un mundo absurdo en el que todo es posible.
NOTA: Como comentaba el otro día con unos amigos lectores, una de las virtudes de un buen escritor, a mi gusto, es escribir sobre algo nimio, sin grandes tramas y aventuras, y que te resulte entretenido. Y eso lo decíamos hablando de este libro y de este señor: Si tuviese que hacer un resumen de qué pasa a lo largo del libro diría que "pasa poco", por no decir que "no pasa nada". Pero la forma de contar el simple "estar" de los personajes en sus diferentes destinos te hace la lectura amena y a veces incluso entretenida, en el sentido de producirte sonrisa. La parte final, cuando aparece en escena la novia de un tal Baltasar, ella de nombre Carol, dibuja un personaje sublime. A mí me ha gustado ( pero repito, sin pasar nada)....8,5.
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