Tan poca vida ( Hanya Yanagihara)

Una novela que sigue el hilo de la gran literatura norteamericana y que ha llegado para dar un nuevo sentido al silencio y un nuevo valor a las emociones. Qué dicen y qué callan los hombres. De dónde viene y dónde va la culpa. Cuánto importa el sexo. A quien podemos llamar amigo.Y finalmente... Qué precio tiene la vida y cuándo deja de tener valor.
Para descubrir eso y más, aquí está Tan poca vida, una historia que recorre más de tres décadas de amistad en la vida de cuatro hombres que crecen juntos en Manhattan. Cuatro hombres que tienen que sobrevivir al fracaso y al éxito y que, a lo largo de los años, aprenden a sobreponerse a las crisis económicas, sociales y emocionales. Cuatro hombres que comparten una idea muy peculiar de la intimidad, una manera de estar juntos hecha de pocas palabras y muchos gestos. Cuatro hombres cuya relación la autora utiliza para realizar una minuciosa indagación de los límites de la naturaleza humana.
Tan poca vida se ha convertido en un auténtico fenómeno literario, un éxito sin precedentes en las redes sociales...

NOTA: Libro complejo para resumir y darle la puntuación. Porque se mezclan muchas veces sentimientos en su lectura que pueden parecer contradictorios: duro y tierno, despiadado y amigable, amoroso y despreciable... De los cuatro personajes, el principal, Jude, nos lleva con sus vivencias a todas estas situaciones. No puedo contar mucho más para no destripar el libro pero, salvo que hay veces que tienes que tragar saliva para aceptar que en este nuestro mundo se producen esos comportamientos, a mí el libro me ha gustado pero, como digo, advirtiendo que no es para todos los estómagos. Y porque me ha gustado le voy a dar de nota un ...9.

1 comentario:

  1. Estimado blogger:
    Antes de empezar a leer esta novela (regalo de una amiga lectora) he de reconocer que un escalofrío me recorrió la columna vertebral: autora desconocida, al menos para mí, buenas críticas periodísticas en EE.UU. que no sirven de aval, casi mil páginas de texto… Pensé que estábamos ante otra novela de marginados, alcohólicos o ciudadanos de esa América profunda que tanto gusta por aquellos lares y que a mí ya me sobra de mi dieta literaria. No leo tanto como mi querido blogger, Pepe, y tengo que elegir bien mis presas, por lo que no me puedo permitir mucho petardeo literario. Así pues, tenía la novela (el tocho) suficientemente alejada de mi vista como para que no me estuviera recordando permanentemente el destierro al que la había sometido. Hasta que un día de comienzos del verano, un amigo común, con el que comparto gustos literarios, vinícolas, gastronómicos y muchos más de otro tipo, me la recomendó con esta frase: “Una novela increíble”. La volví a mirar con otros ojos y decidí arrancar una aventura que terminó, ya lo adelanto, en idilio.
    Por fin una novela con personajes norteamericanos reconocibles (inteligentes, incluso brillantes profesionales, amables, comprometidos, tiernos…) representantes de esa América demócrata y culta, que sufren los avatares de la vida como todos pero que circulan por ella haciendo gala en todo momento de valores como el compañerismo, la lealtad, la fidelidad y, en definitiva, una amistad por encima de todo. El reflejo de una sociedad tan alejada de los estereotipos que ahora controlan el poder político en EE.UU. como próxima a los movimientos de derechos civiles que le sirven de contrapunto. Pero no quiero desviarme porque no se trata de una novela política ni mucho menos. Para ir hacia el núcleo duro de la novela hay que volver a hablar de la Amistad, así con mayúscula, de una forma de entender las relaciones personales basada en conceptos como la generosidad o el altruismo, y de mantenerlos a lo largo del tiempo. Y es en este terreno donde se encuentran los cuatro protagonistas centrales de la novela y todo un coro de personajes alrededor de ellos que interpretan esa gran elegía a la amistad que es el núcleo de esta novela. “Sé que mi vida tiene sentido, reflexiona uno de los protagonistas, porque soy un buen amigo. Quiero a mis amigos, me preocupo por ellos y creo que los hago felices”.
    A lo largo de más de treinta años, los cuatro protagonistas transitan desde una primera forma de compañerismo universitario hasta una relación adulta más profunda y madura en todos los sentidos. No son muchas las novelas que han contado con tanto acierto esta evolución personal en una sociedad moderna. Y menos aún las que utilizan a protagonistas masculinos para avanzar en ese crecimiento personal y grupal.
    Por eso, y porque es creíble, y porque los personajes se acaban por hacer entrañables y porque el millar de páginas se llega a hacer corto, y por los horrores que llega a denunciar hasta estremecer al lector, y por la empatía que destila… coincido con este blogger y con otros prescriptores y amigos en otorgar una muy alta valoración a esta joya literaria.

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