
Es una calurosa noche de julio en Madrid cuando dos hombres son destripados y lanzados al vacío desde un puente de la M30 en lo que parece un siniestro ajuste de cuentas entre clanes. Sus vísceras aterrizan sobre un descapotable que termina hundiéndose en el Manzanares con sus ocupantes, tres chicas que volvían de fiesta. Una de ellas fallece en el acto: es la hija pequeña del comisario, quien exige a sus agentes respuestas rápidas y poco ruido en los medios. Se trata de una orden casi imposible de cumplir por el subinspector Jotadé Cortés, el único policía gitano de su comisaría y un irreverente sin remedio que aborrece las jerarquías y acostumbra a saltarse las normas. Pero todos saben que también posee una intuición por encima de la media y que fue el hombre de confianza de la inspectora Indira Ramos en su último caso. Leal a sus compañeros y respetado en la calle, Jotadé se encontrará en una encrucijada que le obligará a volver a un pasado incómodo y a hacer lo imposible para proteger lo más importante de su vida.(MAY/25)
Nota: Creo que, aunque los libros de novela negra tan en boga ahora no son lo que más me gusta, hacía tiempo que no disfrutaba tanto leyendo un libro de ese tipo. Y es que el personaje, que por cierto no me es totalmente desconocido y quizá hayamos leído algún otro con él de protagonista, el personaje, digo, es todo una revelación. Los comentarios, las conversaciones con su gente y con los "contrarios", las expresiones y dichos que utiliza...son de traca!. Así que lo he pasado francamente bien leyéndolo y prueba de ello es que me ha durado unos cinco días sin estar a dedicación exclusiva. Muy, muy, muy entretenido. Y bien hilvanado. Además, a diferencia de otras veces que parece que el caso está cerrado aunque luego aparezca una segunda parte, en éste no hay engaño. Ya lo verá el lector al final. Su buena nota...8,5.
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